eledendo Novato 
          
 
  Ingresado: 15 de Febrero de 2012 Lugar: Spain
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           | Escrito el: 26 de Enero de 2014 , 14:01 | IP registrada
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 … y de fiesta conmigo venían la fortuna y el sexo, el poder y la fama,
 sus brillos;
 tenía la fuerza, la juventud aún, y el don de convocar al mar
 y a mis órdenes hacerlo hervir;
 nadie, nadie podría haber descrito mis pletóricos e íntimos instantes,
 -  su plenitud, su fragor -
 ni nadie podría haberme hollado el corazón sin percibir su faz, su ingente dicha,
 la sangre ardiendo;
 … yo, era yo;
 impresionaba verme y sentirme latir y lo sabía,
 pues ejercía de dios mortal con la altivez y bullicio con que la forma al pasar se admira,
 lacera o sobrecoge;
 … era, pues, creador de fuegos, tormentas y tormentos y adquiría infinitud,
 pero no, no el tributo de aquel hombre leve que, emergiendo de los sótanos,
 saludaba apenas con los ojos y cruzaba el vestíbulo, callado,
 inundando el aire de inefable y excelsa autoridad;
 … un día, al fin, chirriándome las fuerzas y cortándole el paso, me detuve frente a él;
 me observó sereno y de forma indescriptible, y luego, centrándose en mis ojos, profirió muy quedamente:
 “salud y progreso para la humanidad, empleo para todos”, y sin más, y apartándose, se fue;
 ... y aquí, aquí empezó el raudal de mis profundas y repentinas muertes, mis caídas, mis desdoros,
 y este silencio sagrado y mío con que urgentemente intento comprender las causas/hiel, o  luz,         &n bsp;         &n bsp;         &n bsp;         &n bsp;         &n bsp;         &n bsp;      
  de mi derrota;
 y no, a aquel hombre, no lo he vuelto a ver.
 
 
 
 
 
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  __________________ "... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".
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